En 1556, Carlos V abdica en favor de su hijo Felipe II cuya política se centra en el fortalecimiento de España y la defensa del catolicismo, enfrentando una fuerte crisis económica, producto de las largas y costosas guerras religiosas. Es Felipe II quien funda en Madrid la capital española en 1561.
Un imperio poderoso y extenso siempre exige una inversión muy grande en su conservación y es fuente de atracción de otras naciones. A Felipe II le corresponde mantener esa gran extensión de dominios, desviando grandes cantidades de recursos, en general provenientes del nuevo mundo, hacia la milicia. De esta forma, el poder económico de España pasa a manos de banqueros alemanes o genoveses que apoyan a la corona española en su lucha por la hegemonía. DUQUE DE ALBA
conservarlos de alguna forma, Felipe II los deja en 1598 a su hija Clara Eugenia que, casada con el Archiduque Alberto, intenta mantenerlos bajo el dominio español. En 1571 los turcos, que intentaban hacerse del mercado y movimiento en el Mediterráneo, son derrotados en la Batalla de Lepanto bajo las órdenes de Juan de Austria, hermano del rey. En 1580, Felipe II se convierte en rey de Portugal y, mientras el imperio crece por un lado, pierde su fuerza en la zona más delicada: las finanzas. El intento de derrotar a Inglaterra con la Armada Invencible en 1588 fracasa y marca el inicio de un período de decadencia en la Casa de los Austrias que representa a su vez el declive inicial del Imperio Español.
No hay comentarios:
Publicar un comentario